"SALÍ TRAS TI CLAMANDO, Y ERAS IDO".


Solamente la Persona que hiere de Amor es la que puede curar, no hay otra medicina. Clama al que le dio el “toque de amor” (herida) para que le sane.

El “dar el paso” e ir tras la Persona amada (el de verdad), la que le hirió con el toque suave, es un movimiento que se da por amor. Tal es la fuerza que le da el amor que le hace: “aborrecer y despreciar” aquello que le “ataba” y era causa de daño para su alma. Que no era posible hacerlo antes. Le hacía falta a Ella el “toque delicado del amor”.

El encuentro con el amado le ayuda a experimentar una doble sensación:  Salir de las “cosas” y de “sí”… el toque de amor se transforma en un éxtasis….Veamos el texto: 

20. En las heridas de amor no puede haber medicina sino de parte del que hirió, y por eso esta herida alma salió en la fuerza del fuego que causó la herida tras de su Amado que la había herido, clamando a él para que la sanase.
Es de saber que este salir espiritualmente se entiende aquí de dos maneras, para ir tras Dios: la una, saliendo de todas las cosas, lo cual se hace por aborrecimiento y desprecio de ellas; la otra, saliendo de sí misma por olvido de sí, lo cual se hace por el amor de Dios. Porque, cuando éste toca al alma con las veras que se va diciendo aquí, de tal manera la levanta, que no sólo la hace salir de sí misma por olvido de sí, pero aun de sus quicios y modos e inclinaciones naturales la saca, clamando por Dios. Y así, es como si dijera: Esposo mío, en aquel toque tuyo y herida de amor sacaste mi alma, no sólo de todas las cosas, mas también la sacaste e hiciste salir de sí (porque, a la verdad, y aun de la carnes parece la saca), y levantástela a ti clamando por ti, ya desasida de todo para asirse a ti.

Causa gran pena aun no tener la “posesión total”, de la persona amada. No encuentra la ganancia de la perdida de o anterior. Sí siente que la tiene peor no de forma “total”(Es un proceso y se necesita tiempo).

21. Pero dice allí la Esposa que quedó llagada, porque no le halló; y aquí el alma también dice que está herida de amor, y la dejó así. Por eso, el enamorado vive siempre penado en la ausencia, porque él está ya entregado al que ama, esperando la paga de la entrega que ha hecho, y es la entrega del Amado a él, y todavía no se le da; y estando ya perdido a todas las cosas y a sí mismo por el Amado, no ha hallado la ganancia de su pérdida, pues carece de la posesión del que ama su alma.

(CB 1, 20-22)  




"HABIÉNDOME HERIDO"

 1. Encontramos en este verso la situación dificultosa que vive el alma, experiementa la ausencia de la persona amada, ya este es un dolor habitual, hay una “distancia” una determinada situación que los separa.  “Un contexto”, en este caso es la falta de la entrega plena. Estado que hiere a la Persona le causa pena y dolor. Veamos el texto:


"Que es como si dijera: no sólo me bastaba la pena y el dolor que ordinariamente padezco en tu ausencia, sino que, hiriéndome más de amor con tu flecha y aumentando la pasión y apetito de tu vista, huyes con ligereza de ciervo y no te dejas comprehender algún tanto".
CB 1,16


2. A esto le sumamos la herida de amor que le dejo antes de huir con ligereza. Buscando la soledad seguramente. El alma ha recibido “vistas de amor”, las cuales han sido muy subidas (de vez en cuando). Tales vistas le inflaman el corazón y lo llenan de fuego que lo transforma estas experiencia le hacen “sentir su propio Ser”, toca su esencia. Toma como símil el Ave fénix.
Es de notar que las dichas “Vistas” no tienen el propósito de sanar, sino de avivar más el dolor, hiriendo, provocando “gemidos”.  Para  atizar  y aumentar el deseo de la persona por el Otro. Veamos el texto:


"Para más declaración de este verso es de saber que, allende de otras muchas diferencias de visitas que Dios hace al alma, con que la llaga y levanta en amor, suele hacer unos encendidos toques de amor, que a manera de saeta de fuego hieren y traspasan el alma y la dejan toda cauterizada con fuego de amor. Y éstas propiamente se llaman heridas de amor, de las cuales habla aquí el alma. Inflaman éstas tanto la voluntad en afición, que se está el alma abrasando en fuego y llama de amor; tanto, que parece consumirse en aquella llama, y la hace salir fuera de sí y renovar toda y pasar a nueva manera de ser, así como el ave fénix que se quema y renace de nuevo". CB 1,17


"Este sentimiento acaece así tan grande porque en aquella herida de amor que hace Dios al alma levántase el afecto de la voluntad con súbita presteza a la posesión del Amado, cuyo toque sintió. Y con esa misma presteza siente la ausencia y el no poderle poseer aquí como desea; y así, luego allí juntamente siente el gemido de la tal ausencia, porque estas visitas tales no son como otras en que Dios recrea y satisface al alma, porque éstas solo las hace más para herir que para sanar, y más para lastimar que para satisfacer, pues sirven para avivar la noticia y aumentar el apetito y, por consiguiente, el dolor y ansia de ver a Dios". CB 1,19




"COMO EL CIERVO HUISTE"


Compara San Juan de la Cruz,  el proceder de Dios con el modo de actuar del  “Ciervo”: esquivo, aparece y desaparece. Pareciera que fuera de “humo”. Cualquier ruido,  “volumen alto”,  lo puede espantar, al verse acorralado o presionado huye. Este aparecer y desaparecer tiene un doble propósito: animar a la persona con la "presencia" y probarla mediante la "ausencia", y así enseñarle a madurar en la fe.   Veamos el texto:


 “Donde es de notar que en los Cantares compara la Esposa al Esposo al ciervo y cabra  montañesa, diciendo: “Semejante es mi Amado a la cabra y al hijo de los ciervos”. Y esto no es sólo por ser  extraño y solitario, y huir de las compañías, como el ciervo, sino también por la presteza  de esconderse y mostrarse, cual suele hacer en las visitas que hace a las devotas almas  para regalarlas y animarlas, y en los desvíos y ausencias que las hace sentir después de  las tales visitas, para probarlas y humillarlas y enseñarlas; por lo cual las hace sentir con  mayor dolor la ausencia.”     CB 1, 15

"Amado, y me dejaste con gemido?"

Veremos lo que encontraremos en la explicación de este verso:

  • San Juan de la Cruz nos invita a llamarle a Dios “Amado”, de esta manera Él atenderá más rápido nuestras suplicas. “de Dios no se alcanza nada si no es por amor”.  CB 1,13
  • La ansiedad por Dios causa un constante “Gemir”. En nada encuentra alivio a la pena que siente por Dios. El que verdaderamente ama a Dios con ninguna otra cosa se contenta, aunque “todo” lo tenga no estará contento.
  • Y en esta vida sabe que no lo puede poseer totalmente.  Siempre expresará gemidos de amor, desde un corazón enamorado, por la herida causada por Dios.
  • Queda al Amante la “esperanza de lo que falta”…. El encuentro pleno con el que ama, en una espera pacífica.  Veamos el texto:


“En lo que dice luego: Y me dejaste con gemido, es de notar que la ausencia del Amado causa continuo gemir en el amante, porque, como fuera de él nada ama, en nada descansa ni recibe alivio. De donde, en esto se conocerá el que veras a Dios ama, si con ninguna cosa menos que él se contenta. Mas ¿qué digo se contenta? Pues, aunque todas juntas las posea, no estará contento, antes cuantas más tuviere estará menos satisfecho; porque la satisfacción del corazón no se halla en la posesión de las cosas, sino en la desnudez de todas ellas y pobreza de espíritu. Que, por consistir en ésta la perfección de amor en que se posee Dios con muy junta y particular gracia, vive el alma en esta vida, cuando ha llegado a ella, con alguna satisfacción, aunque no con hartura, pues que David (Sal. 16, 15), con toda su perfección, la esperaba en el cielo, diciendo: Cuando pareciere tu gloria, me hartaré.


Y así, no le basta la paz y tranquilidad y satisfacción de corazón a que puede llegar el alma en esta vida, para que deje de tener dentro de sí gemido, aunque pacífico y no penoso, en la esperanza de lo que falta. Porque el gemido es anejo a la esperanza; como el que decía el Apóstol (Rm. 8, 23) que tenía él y los demás, aunque perfectos, diciendo: Nosotros mismos, que tenemos las primicias del espíritu, dentro de nosotros mismos gemimos esperando la adopción de hijos de Dios. Este gemido, pues, tiene aquí el alma dentro de sí en el corazón enamorado; porque donde hiere el amor, allí está el gemido de la herida clamando siempre en el sentimiento de la ausencia, mayormente cuando habiendo ella gustado alguna dulce y sabrosa comunicación del Esposo, ausentándose, se quedó sola y seca de repente. Que por eso dice luego: CB 1,14

¿A dónde te escondiste?

Es de notar, en explicación de este verso, las ideas que nos  presenta San Juan de la Cruz sobre la experiencia sensible o no de Dios:

  • Pide al Hijo que le muestre el lugar donde se esconde.
  • El Hijo de Dios está en un lugar ajeno a todo entendimiento humano.
  • Toda experiencia del Dios por muy subida que sea no es esencialmente Dios (Totalidad). Nuestro Dios es un “Dios escondido”.
  • Por otro lado, la sequedad tampoco es testimonio de su ausencia.
  • Dios es un Tesoro escondido en el campo de nuestro corazón y hay que “escondernos” para encontrar al que está “escondido”  (CB 1,8-9). 
Veamos el Texto: 

Y es como si dijera: «Verbo, esposo mío, muéstrame el lugar donde estás escondido».  En lo cual le pide la manifestación de su divina esencia; porque el lugar adonde está  escondido el Hijo de Dios es, como dice San Juan, en el seno del Padre, que es la esencia  divina, la cual es ajena de todo ojo mortal y escondida de todo humano entendimiento;  que por eso Isaías, hablando con Dios, dijo: "Verdaderamente tú eres Dios escondido".

De donde es de notar que por grandes  comunicaciones y presencias, y altas y subidas noticias de Dios que un alma en esta vida  tenga, no es aquello esencialmente Dios ni tiene que ver con él; porque todavía a la  verdad le está al alma escondido, y por eso siempre le conviene al alma, sobre todas esas  grandezas, tenerle por escondido y buscarle escondido, diciendo: «¿Adónde te  escondiste?» porque ni la alta comunicación ni presencia sensible es cierto testimonio de  su graciosa presencia, ni la sequedad y carencia de todo eso en el alma lo es de su  ausencia en ella; lo cual el profeta Job dice: «Si viniere a mí no le veré, y si se fuere no lo entenderé».  CB 1,3


Nuestro interior capaz de infinito: Llama 3,18

En la tercera canción de “LIama de Amor viva”, San Juan de la Cruz, nos habla de la capacidad de infinito que hay en nuestro interior. Esta capacidad de infinito sólo se puede llenar con Dios. Como algo extraño veremos que a pesar de esta “capacidad” cualquier “cosita” se pega en nuestro interior, haciéndonos esclavos, pero no da plenitud ni llenan. No se da cuenta la Persona de su gran capacidad por estar ocupadas “ser capaces de bienes infinitos”.  En otra etapa del camino espiritual luego de estar purificadas es grande el “hambre” de “deseo” de Dios.  Se encuentra vacío, libre de creatura, tendiendo a Dios.  Interesante es que  Dios no le termina de darle “comunicación” de sus bienes plenamente, apenas se está dando la disposición de parte de la persona, se ven resquicios de la Gloria de Dios, y esta pena es muy grande. Creerá en algún momento, erradamente, que estaba mejor antes de la purificación. Veamos el texto:

Estas cavernas son las potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad, las cuales son tan profundas cuanto de grandes bienes son capaces, pues no se llenan con menos que infinito.
Cuanto a lo primero, es de notar que estas cavernas de las potencias, cuando no están vacías y purgadas y limpias de toda afición de criatura, no sienten el vacío grande de su profunda capacidad; porque en esta vida cualquiera cosilla que a ellas se pegue basta para tenerlas tan embarazadas y embelesadas que no sientan su daño y echen menos sus inmensos bienes ni conozcan su capacidad. Y es cosa admirable que, con ser capaces de infinitos bienes, baste el menor de ellos a embarazarlas de manera que no los puedan recibir hasta de todo punto vaciarse, como luego diremos.
Pero cuando están vacías y limpias, es intolerable la sed y hambre y ansia del sentido espiritual; porque, como son profundos los estómagos de estas cavernas, profundamente penan, porque el manjar que echan menos también es profundo, que, como digo, es Dios.
Y este tan grande sentimiento comúnmente acaece hacia los fines de la iluminación y purificación del alma, antes que llegue a unión, donde ya se satisfacen. Porque, como el apetito espiritual está vacío y purgado de toda criatura y afección de ella, y perdido el temple natural, está templado a lo divino y tiene ya el vacío dispuesto, y, como todavía no se le comunica lo divino en unión de Dios, llega el penar de este vacío y sed más que a morir, mayormente cuando por algunos visos o resquicios se le trasluce algún rayo divino y no se le comunican. Y éstos son los que penan con amor impaciente, que no pueden estar mucho sin recibir o morir. LI 3,18


Los padecimientos (Purificación) y el sentido de estos….

San Juan de la Cruz, al describir el estado de la vivencia espiritual en el libro de la “Llama de amor viva” al explicar el verso: “y toda deuda paga.  Nos señala que de  vía ordinaria, ningún alma puede llegar al “alto  estado y reino del desposorio”, que no pase primero por muchas tribulaciones y trabajos. Presenta los tipos de padecimientos y la razón de estos tormentos que vienen siendo una especie de “purgatorio” en la tierra. Veamos el texto:
Los trabajos, pues, que padecen los que han de venir a este estado, son en tres maneras, conviene a saber: trabajos y desconsuelos, temores y tentaciones de parte del siglo, y esto de muchas maneras; tentaciones y sequedades y aflicciones de parte del sentido; tribulaciones, tinieblas, aprietos, desamparos, tentaciones y otros trabajos de parte del espíritu, porque de esta manera se purifique según las partes espiritual y sensitiva…
                Y la razón de por qué son necesarios estos trabajos para llegar a este estado es que así como un subido licor no se pone sino en un vaso fuerte, preparado y purificado, así esta altísima unión no puede caer en alma que no sea fortalecida con trabajos y tentaciones, y purificada con tribulaciones, tinieblas y aprietos; porque por lo uno se purifica y fortalece el sentido y por lo otro se adelgaza y purifica y dispone el espíritu. Porque, así como para unirse con Dios en gloria los espíritus impuros pasan por las penas del fuego en la otra vida; así para la unión de perfección en ésta han de pasar por el fuego de estas dichas penas. El cual en unos obra más y en otros menos fuertemente; en unos más largo tiempo, en otros menos, según el grado de unión a que Dios los quiere levantar y conforme a lo que ellos tienen que purgar.    LI 2,25


Semejanza por Amor

Dentro del Cántico Espiritual San Juan de la Cruz nos comparte el efecto que hace Dios mediante su Amor. Al insertarnos en el Misterio de Cristo, nos transforma en otro Cristo. “Habita en nosotros y nosotros en Él”. Por medio del Amor se da una “semejanza” reciproca: Por un lado somos otro Cristo y Él nuevamente se hace uno como nosotros….Se “Encarna”. Asume nuestra humanidad, nos conoce, sabe y comparte nuestros sentimientos. Semejanza de Amor, Igualdad de Amor. Veamos el texto: 


"…que es verdad decir que el Amado vive en el amante, y el amante en el Amado; y tal manera de semejanza  hace el amor en la transformación de los amados, que se puede decir que cada uno es el otro y que entrambos son uno. La razón es porque en la unión y transformación de amor el uno da posesión de sí al otro, y cada uno se deja y cambia por el otro; y así, cada uno vive en el otro, y el uno es el otro y entrambos son uno por transformación de amor. Esto es lo que quiso dar a entender san Pablo (Gl. 2, 20) cuando dijo: Vivo yo, ya no yo, pero vive en mí Cristo. Porque en decir vivo yo, ya no yo, dio a entender que aunque vivía él, no era vida suya, porque estaba transformado en Cristo, que su vida más era divina que humana; y por eso dice que no vive él, sino Cristo en él."    CB 12, 7        
    

El Espíritu Santo, San Juan de la Cruz.

Nos describe San Juan de la Cruz,  la acción de la Trinidad en la segunda canción de la “Llama de Amor viva”. Nos detenemos en la acción del Espíritu Santo en la persona humana. En este texto le llama “Cauterio suave”.  Nos enseña lo siguiente: 1. Que Dios nos abraza y absorbe en la medida que nos encuentra dispuestos, Dios no violenta nuestra libertad. 2. Es una experiencia de amor tan especial que bien se distingue de los otros fuegos (amores). 3. La acción del Espíritu Santo es Transformante. Importante es disponernos pero no olvidar que Dios lo hace “cuanto Él quiere y cómo y cuándo quiere”. Aquí el texto: 
               

                "Este Cauterio, como habemos dicho, es aquí el Espíritu Santo, porque, como dice Moisés en el Deuteronomio (4, 24): nuestro Señor es fuego consumidor, es a saber, fuego de amor; el cual, como sea de infinita fuerza, inestimablemente puede consumir y transformar en sí el alma que tocare. Pero a cada una la abrasa y absorbe como la halla dispuesta: a una más, y a otra menos y esto cuanto él quiere y cómo y cuando quiere. Y como él sea infinito fuego de amor, cuando él quiere tocar al alma algo apretadamente, es el ardor de ella en tan sumo grado de amor que le parece a ella que está ardiendo sobre todos los ardores del mundo.
                Que por eso en esta junta llama ella al Espíritu Santo Cauterio, porque así como en el Cauterio está el fuego más intenso y vehemente y hace mayor efecto que en los demás fuegos, así el acto de esta unión, por ser de tan inflamado fuego de amor más que todos los otros, por eso le llama Cauterio respecto de ellos. Y, por cuanto este divino fuego, en este caso, tiene transformada toda el alma en sí, no solamente siente Cauterio, mas toda ella está hecha Cauterio de vehemente fuego".  LI B 2, 2



Santa Teresa: La verdadera unión con Dios

En este texto Teresa, nos hace varias invitaciones: una es el darnos cuenta cuál es la verdadera unión con Dios.  No es tanto el estar en la oración por “estar”, sino que la oración se traduzca en obras. Si esto no fuera así, no sería oración sino simplemente un rato de distracción. El estar verdaderamente unidos a Dios nos lanza hacia los hermanos para amarlos. Por otro lado, nos invita a estar  alegres de la dicha de los demás, complacernos de sus virtudes. Pero no sólo eso también apropiarnos de sus faltas, “sentirla como si fuera nuestras”. Esto último con el objetivo de obrar en el amor, aun en circunstancias que no son tan favorables. Aquí el texto: 

Cuando yo veo almas muy diligentes a entender la oración que tienen y muy encapotadas cuando están en ella, que parece no se osan bullir ni menear el pensamiento porque no se les vaya un poquito de gusto y devoción que han tenido, háceme ver cuán poco entienden del camino por donde se alcanza la unión, y piensan que allí está todo el negocio. Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio, no se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella; y si tiene algún dolor, te duela a tí; y si fuere menester, lo ayunes, porque ella lo coma, no tanto por ella, como porque sabes que tu Señor quiere aquello. Esta es la verdadera unión con su voluntad, y que si vieres exaltar mucho a una persona te alegres más mucho que si te exaltaran a tí. Esto, a la verdad, fácil es, que si hay humildad, antes tendrá pena de verse exaltar. Mas esta alegría de que se entiendan las virtudes de las hermanas es gran cosa, y cuando viéremos alguna falta en alguna, sentirla como si fuera en nosotras y encubrirla.  5M 3, 11


 

Las señales de los que aman a Dios...

Teresa de Jesús, nos comparte las señales de los que verdaderamente aman a Dios,  que “hasta los ciegos las ven” y que “dan voces que hacen mucho ruido”. El amor de Dios no se puede esconden, si es verdadero amor es “imposible”. Ya sea poco o mucho este amor se da a entender. Veamos el texto: 

    “Los que de veras aman a Dios, todo lo bueno aman, todo lo bueno quieren, todo lo bueno favorecen, todo lo bueno alaban, se unen siempre a los buenos y los favorecen y defienden; sólo aman verdades y cosas dignas de ser amadas. ¿Creéis que es posible, que quien muy de veras ama a Dios, pueda amar vanidades y riquezas y deleites del mundo, y honores? ¿Creéis que se mete en pleitos, y se enzarza en envidias? No, porque no pretende otra cosa más que contentar al Amado. Andan muriendo por su amor, y así ponen toda su vida en conocer cómo le agradarán más.

     ¿Esconderán que le aman? ¡Es imposible esconder el amor de Dios, si de veras es amor! Si no, mirad a san Pablo, mirad a la Magdalena; de san Pablo, a los tres días se comenzó a saber que estaba enfermo de amor. De la Magdalena, desde el primer día, ¡y cuán elocuentemente! Que esto tiene el amor, que hay más o menos; y así es su manifestación equivalente a la fuerza que tiene el amor; si es poco, se demuestra poco, y si es mucho, mucho; mas poco o mucho, si hay amor de Dios, siempre se nota”. C 40,3

Lo más perfecto: el desasimiento de nuestro Yo

Lo más perfectos el desasimiento de nuestro yo
Teresa nos advierte que podemos estar muy desasidos a nivel externo, según nosotros en camino de libertad. Pero aún falta algo más, el liberarnos de nuestro Yo, podemos estar muy alejados de todo y estar con el “ladrón adentro” que somos nosotros mismos. Este debe de ser más bien la tarea más importante para poder caminar en alas de libertad. “el desasimiento de nosotros mismos”. El texto dice así:

“Desasiéndonos del mundo y de los parientes, y encerradas aquí en estas condiciones, parece que ya lo tenemos todo hecho y que ya no hay que pelear con nada más. ¡Oh, hermanas mías!, no os confiéis ni os echéis a dormir, que sería como acostarse muy tranquilo habiendo cerrado muy bien las puertas por miedo de los ladrones y dejárselos dentro de casa; y ya sabéis que no hay peor ladrón que nosotras mismas, que nos quedamos dentro; y si no se va con gran cuidado, y cada una no se dedica a ir contrariando su voluntad, como si este fuera el negocio más importante de todos, tiene todavía muchas cosas que le pueden quitar la santa libertad de espíritu, que la hace volar a su Hacedor, libre de la carga de tierra y de plomo.” C 10,1



Dios seduce a los pecadores….

Teresa nos cuenta la manera que el Señor toca el corazón de algunas personas que las ve “del todo perdidas”. Con el objetivo de ganarlas para Sí, aunque estén en “mal estado y falta de virtudes”. Toca su corazón dándoles “gustos”, “regalos” para moverle los “deseos” del cielo  y en algunos casos hasta “contemplación. Desafortunadamente nos dice Ella que: son muchos a los que les hace esta prueba pero pocos los que se disponen a gozar estas gracias…..Veamos el texto:

"Volviendo a lo que decía, Dios sabe que hay almas a las que puede ganar por este medio de darles un atisbo de contemplación; cuando las ve ya perdidas del todo, quiere su Majestad que no quede por Él; y aunque estén en su desgracia y sin virtudes, les da gustos y regalos y les hace sentir su ternura, a fin de que les entren deseos de su amistad, e incluso las pone en contemplación algunas veces, aunque pocas y por breve tiempo. Y esto, como digo, porque prueba el Señor a ver si con aquel favor, querrán disponerse a gozarlo muchas veces; mas si no se disponen, que perdonen pues no le gozarán, o mejor dicho, perdonadnos Vos, Señor, porque es muy doloroso que os entreguéis Vos a un alma de esta manera, y que ella se ate después a alguna cosa de la tierra.

Tengo para mí que son muchos los que reciben esta prueba de misericordia de Dios, y son pocos los que se disponen para gozar de esta merced; que cuando el Señor la hace, si correspondemos a ella, tengo por cierto que nunca cesa de dar más, hasta llegar a muy alto."  C 16,8-9

El Amor de Dios nos hace poetas...

Teresa nos comparte los efectos que causan en nosotros las acciones de Dios. Surgen deseos de alabar al Señor, de entregarse totalmente a Él, con este gozo las penas no se sienten. El corazón se ensancha, y “cono no ser poeta”, el mismo Dios le inspira a escribir coplas muy “sentidas” que vienen de lo profundo de nuestro corazón y "mil desatinos santos", es decir hacemos "locuras de Amor". El texto dice así:


“¡Oh, válgame Dios! ¡Cuál está un alma cuando está así! Toda ella querría fuese lenguas para alabar al Señor. Dice mil desatinos santos, atinando siempre a contentar a quien la tiene así. Yo sé persona  que, con no ser poeta, que le acaecía hacer de presto coplas muy sentidas declarando su pena bien, no hechas de su entendimiento, sino que, para más gozar la gloria que tan sabrosa pena le daba, se quejaba de ella a su Dios. Todo su cuerpo y alma querría se despedazase para mostrar el gozo que con esta pena siente. ¿Qué se le pondrá entonces delante de tormentos, que no le fuese sabroso pasarlos por su Señor? Ve claro que no hacían nada  los mártires de su parte en pasar tormentos, porque conoce bien el alma viene de otra parte la fortaleza.”   V 16, 4

SI NO LES VIENEN TENTACIONES LAS “PONGO YO”

Teresa nos habla aquí de algo tan curioso, nos hace aterrizar y caer en la cuenta de la “falsa paz” que podemos vivir muchas veces. Creyendo que ya somos ángeles y que aparentemente no vivimos dificultades en el camino del seguimiento de Cristo. Esto no será siempre, las dificultades, pero de ordinario nos suele suceder, nos ayudan a ir “muy adelante” nos dirá Ella.  Pero hay unas “almas” que aparentan ya ser “ángeles” aquí en la tierra y son de las que trata en este texto, las que no viven con transparencia su vida y  temen mostrar sus dificultades.


"Yo os digo que ya que en la oración os haga el Señor mercedes y os dé lo que después diré, que salidas de allí no os falten mil tropiecillos, mil ocasioncillas, quebrantar con descuido lo uno, no hacer bien lo otro, turbaciones interiores y tentaciones. No digo que ha de ser esto siempre o muy ordinario. Es grandísima merced del Señor: así se adelanta el alma. No es posible ser aquí ángeles, que no es nuestra naturaleza. Es así que no me turba alma cuando la veo con grandísimas tentaciones; que, si hay amor y temor de nuestro Señor, ha de salir con mucha ganancia. Yo lo sé. Y si la veo andar siempre quieta y sin ninguna guerra (que he topado algunas), aunque la vea no ofender al Señor, siempre me traen con miedo, nunca acabo de asegurarme y probarlas y tentarlas yo, si puedo, ya que no lo hace el demonio, para que vean lo que son. Pocas he topado; mas es posible ya que el Señor llega a un alma a mucha contemplación".   CAD 2, 3


Los orantes son "siervos del Amor"

Teresa nos habla de los orantes como “siervos del amor”, los que siguen al que tanto nos amó por el camino del “trato de amistad” en la oración. En la medida que avanzamos en la oración desaparece el “Temor servil”, el querer contentarle ya sea por miedo o por buscar un beneficio nuestro en la oración, superado lo anterior nos enrumbamos al camino del Amor. Nos recuerda que es falta nuestra no gozar de “tan gran dignidad” ya que Dios lo desea, pero necesita el esfuerzo de nuestra parte, disponernos totalmente. El Texto dice así:
           
“Pues hablemos ahora de los que comienzan a ser siervos del amor: no me parece otra cosa el decidirnos a seguir, por este camino de oración, al que tanto nos amó. Es una dignidad tan grande, que me regalo extrañamente al pensar en ella; el temor servil luego desaparece si en este primer estado vamos como debemos ir. ¡Oh, Señor de mi alma y Bien mío! ¿Por qué no quisisteis que al decidirse un alma a amaros, haciendo lo posible por dejarlo todo para emplearse mejor en este amor de Dios, gozase de subir pronto a tener este amor perfecto?
            He dicho mal. Debía decir, y quejarme, por qué no queremos nosotros, pues toda la falta es nuestra de no gozar luego de tan gran dignidad; pues llegando a tener con perfección este verdadero amor de Dios, trae consigo todos los bienes. Su Majestad no quiere que gocemos de cosa tan preciosa sin pagar gran precio; pero somos tan caros y tan lentos en darnos del todo a Dios, que no acabamos de disponernos”. V 11,1


Santa Teresa nos invita a despertar el Amor

Teresa de Jesús, en el Libro de la Vida, nos da pistas referente a una pregunta que nos hacemos muchas veces “¿Cómo crecer en el amor a Dios?”. Denuncia el peligro que hay de no reconocer lo que Dios hace en nuestras vidas bajo el ropaje de una supuesta “humildad”. Mientas andemos así, “no despertamos a amar”. El vernos ricos siendo pobres nos hacer crecer en el amor a Dios, reconocernos necesitados de Dios y así crecer en la humildad. El texto dice así:

“No haga caso de unas humildades que hay, de las que pienso tratar, que hacen parecer humildad el no entender que Señor les va haciendo dones. Entendamos muy bien que Dios nos los da sin ningún merecimiento nuestro, y agradezcámoslo a Su Majestad; porque si no conocemos que recibimos, no despertamos a amar.
                Y es cosa muy cierta que, mientras más vemos que estamos ricos, conociendo que somos pobres, más aprovechamiento tenemos, y más verdadera humildad. Lo demás es acobardar el ánimo a creer que no es capaz de grandes bienes, si comenzando a dárselos el Señor, comienza él a atemorizarse con miedo de vanagloria. Creamos que quien nos da los bienes nos dará gracia para que, comenzando el demonio a tentarnos, lo entendamos, y nos dará fortaleza para resistir; digo, siempre que andemos con llaneza delante de Dios, tratando de contentarlo sólo a Él y no a los hombres”. V 10,4
 
                

Solemnidad de San José, esposo de la Virgen María

Evangelio según San Mateo 1,16.18-21.24a.
Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado.

Texto Teresiano
Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana me alargara en decir muy por menudo las mercedes que ha hecho este glorioso Santo a mí y a otras personas; mas por no hacer más de lo que me mandaron, en muchas cosas seré corta más de lo que quisiera, en otras más larga que era menester; en fin, como quien en todo lo bueno tiene poca discreción. Sólo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción. En especial, personas de oración siempre le habían de ser aficionadas; que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a San José por lo bien que les ayudó en ellos. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino. Plega al Señor no haya yo errado en atreverme a hablar en él;  porque aunque publico serle devota, en los servicios y en imitarle siempre he faltado. Pues él hizo como quien es en hacer de manera que pudiese levantarme y andar y no estar tullida; y yo como quien soy, en usar mal de esta merced. V 6, 8

 

"Gracias Mujer" ( Beato Juan Pablo II)

Dar gracias al Señor por su designio sobre la vocación y la misión de la mujer en el mundo se convierte en un agradecimiento concreto y directo a las mujeres, a cada mujer, por lo que representan en la vida de la humanidad.

Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida.

Te doy gracias, mujer-esposa, que unes irrevocablemente tu destino al de un hombre, mediante una relación de recíproca entrega, al servicio de la comunión y de la vida.
Te doy gracias, mujer-hija mujer-hermana, que aportas al núcleo familiar y también al conjunto de la vida social las riquezas de tu sensibilidad, intuición, generosidad y constancia.

Te doy gracias, mujer-trabajadoraque participas en todos los ámbitos de la vida social, económica, cultural, artística y política, mediante la indispensable aportación que das a la elaboración de una cultura capaz de conciliar razón y sentimiento, a una concepción de la vida siempre abierta al sentido del « misterio », a la edificación de estructuras económicas y políticas más ricas de humanidad.

Te doy gracias, mujer-consagradaque a ejemplo de la más grande de las mujeres, la Madre de Cristo, Verbo encarnado, te abres con docilidad y fidelidad al amor de Dios, ayudando a la Iglesia y a toda la humanidad a vivir para Dios una respuesta « esponsal », que expresa maravillosamente la comunión que El quiere establecer con su criatura.

Te doy gracias, mujer, ¡por el hecho mismo de ser mujer! Con la intuición propia de tu femineidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas.

Carta de Juan Pablo II a las mujeres (Fragmento) Vaticano, 29 de junio, solemnidad de los santos Pedro y Pablo, del año 1995.