Teresa de Jesús, en el Libro de la Vida, nos da pistas referente a una
pregunta que nos hacemos muchas veces “¿Cómo crecer en el amor a Dios?”. Denuncia
el peligro que hay de no reconocer lo que Dios hace en nuestras vidas bajo el
ropaje de una supuesta “humildad”. Mientas andemos así, “no despertamos a amar”.
El vernos ricos siendo pobres nos hacer crecer en el amor a Dios, reconocernos necesitados
de Dios y así crecer en la humildad. El texto dice así:
“No haga caso de unas
humildades que hay, de las que pienso tratar, que hacen parecer humildad el no entender
que Señor les va haciendo dones. Entendamos muy bien que Dios nos los da sin
ningún merecimiento nuestro, y agradezcámoslo a Su Majestad; porque si no
conocemos que recibimos, no despertamos a amar.
Y es cosa muy cierta que, mientras más vemos que
estamos ricos, conociendo que somos pobres, más aprovechamiento tenemos, y más
verdadera humildad. Lo demás es acobardar el ánimo a creer que no es capaz de
grandes bienes, si comenzando a dárselos el Señor, comienza él a atemorizarse
con miedo de vanagloria. Creamos que quien nos da los bienes nos dará gracia
para que, comenzando el demonio a tentarnos, lo entendamos, y nos dará
fortaleza para resistir; digo, siempre que andemos con llaneza delante de Dios,
tratando de contentarlo sólo a Él y no a los hombres”. V 10,4
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