"QUIERO VER A DIOS"


En este nivel del camino espiritual, el alma se siente como un enfermo al que todos los “manjares” le fastidian, lo único que desea y le da apetito es lo que le ofrece salud (Dios).
Esta dolencia de amor presenta tres propiedades: 1) Siempre en todo lo que ande y cosas que le ofrecen tiene presente el ¡ay! de su salud, que es su amado. 2) Ha perdido el gusto a todas las cosas que no son Dios. 3) Todo lo que no es Dios le da pesadez y enojo.
La razón de todo esto es que el paladar de la voluntad del alma anda tocado y saboreado por el manjar de Dios. Su voluntad se inclina a buscar a Dios en la cotidianidad. Dándose cuenta de lo difícil que le resulta, la búsqueda se torna desabrida y enojosa… Por lo que dice el alma enamorada a Dios lo siguiente:


CANCIÓN 10

Apaga mis enojos,
pues que ninguno basta a deshacellos;
y véante mis ojos,
pues eres lumbre dellos,
y sólo para ti quiero tenellos.


En la presente canción pidiendo al Amado quiera ya poner término a sus ansias y penas, pues no hay otro que lo puede hacer, sino sólo él, para hacerlo, y así poder ver con los ojos de su alma, pues sólo él es la luz en que ellos miran, y ella no los quiere emplear en otra cosa sino sólo en él, diciendo:


Apaga mis enojos.

Enojos: las fatigas que tiene por ver a Dios. Los que se apagan con: la posesión del Amado. Por lo cual dice que los apague él con su presencia. Al decir: apagar, para dar a entender que ella está padeciendo con fuego de amor.

Pues que ninguno basta a deshacellos.

Sólo Dios basta a satisfacer su necesidad, que sea él el que apague sus enojos.  Es consuelo para el alma lo que nos dice San Juan de la Cruz: Cuando ella no tiene ni pretende otra satisfacción y consuelo fuera de Dios no puede estar mucho sin visitación del Amado.

Y véante mis ojos,

 Esto es, véate yo cara a cara con los ojos de mi alma,


pues eres lumbre de ellos.

Además de que Dios es lumbre sobrenatural de los ojos del alma, sin la cual está en tinieblas, llámale ella aquí por afición lumbre de sus ojos, al modo que el amante suele llamar al que ama lumbre de sus ojos, para mostrar la afición que le tiene.

Y sólo para ti quiero tenellos.


En lo cual quiere el alma obligar al Esposo a que la deje ver esta lumbre de sus ojos, no sólo porque, no teniendo otra, estará en tinieblas, sino también porque no los quiere tener para otra alguna cosa que para él.