San Juan de la
Cruz, al describir el estado de la vivencia espiritual en el libro de la “Llama
de amor viva” al explicar el verso: “y toda deuda paga”. Nos señala que de vía ordinaria, ningún alma
puede llegar al “alto estado y reino del
desposorio”, que no pase primero por muchas tribulaciones y trabajos. Presenta
los tipos de padecimientos y la razón de estos tormentos que vienen siendo una
especie de “purgatorio” en la tierra. Veamos el texto:
Los trabajos, pues, que padecen los que han de venir a este estado,
son en tres maneras, conviene a saber: trabajos y desconsuelos, temores y
tentaciones de parte del siglo, y esto de muchas maneras; tentaciones y
sequedades y aflicciones de parte del sentido; tribulaciones, tinieblas,
aprietos, desamparos, tentaciones y otros trabajos de parte del espíritu,
porque de esta manera se purifique según las partes espiritual y sensitiva…
Y
la razón de por qué son necesarios estos trabajos para llegar a este estado es
que así como un subido licor no se pone sino en un vaso fuerte, preparado y
purificado, así esta altísima unión no puede caer en alma que no sea
fortalecida con trabajos y tentaciones, y purificada con tribulaciones,
tinieblas y aprietos; porque por lo uno se purifica y fortalece el sentido y
por lo otro se adelgaza y purifica y dispone el espíritu. Porque, así
como para unirse con Dios en gloria los espíritus impuros pasan por las penas
del fuego en la otra vida; así para la unión de perfección en ésta han de pasar
por el fuego de estas dichas penas. El cual en unos obra más y en
otros menos fuertemente; en unos más largo tiempo, en otros menos, según
el grado de unión a que Dios los quiere levantar y conforme a lo que ellos
tienen que purgar. LI 2,25
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