"COMO EL CIERVO HUISTE"


Compara San Juan de la Cruz,  el proceder de Dios con el modo de actuar del  “Ciervo”: esquivo, aparece y desaparece. Pareciera que fuera de “humo”. Cualquier ruido,  “volumen alto”,  lo puede espantar, al verse acorralado o presionado huye. Este aparecer y desaparecer tiene un doble propósito: animar a la persona con la "presencia" y probarla mediante la "ausencia", y así enseñarle a madurar en la fe.   Veamos el texto:


 “Donde es de notar que en los Cantares compara la Esposa al Esposo al ciervo y cabra  montañesa, diciendo: “Semejante es mi Amado a la cabra y al hijo de los ciervos”. Y esto no es sólo por ser  extraño y solitario, y huir de las compañías, como el ciervo, sino también por la presteza  de esconderse y mostrarse, cual suele hacer en las visitas que hace a las devotas almas  para regalarlas y animarlas, y en los desvíos y ausencias que las hace sentir después de  las tales visitas, para probarlas y humillarlas y enseñarlas; por lo cual las hace sentir con  mayor dolor la ausencia.”     CB 1, 15

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