Recordamos hoy a dos beatos mártires carmelitas llamados Dionisio de
la Natividad, francés, y Redento de la Cruz, portugués. Los dos pertenecían al
convento carmelitano de Goa (India). El primero era experto no solo en las
cosas espirituales, sino también en las cosas del mar y en la lengua malaya; el
segundo era hermano. En un viaje que realizaban a Sumatra, acompañando al
embajador portugués por orden de los superiores, fueron hechos prisioneros,
torturados y tentados para que renegaran de su fe y abrazaran la musulmana. En
vista de su negativa, fueron muertos a golpe de cimitarra el 29 de noviembre de
1638.
De la Subida del
Monte Carmelo de san Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia
El auténtico amante de la abnegación y de la cruz
Si alguno quiere
seguir mi camino, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame. Porque el que
quisiere salvar su alma, perderla ha; pero el que por mí la perdiere, ganarla
ha.
¡Oh, quién pudiera
aquí ahora dar a entender y a ejercitar y gustar qué cosa sea este consejo que
nos da aquí nuestro Salvador de negarnos a nosotros mismos, para que
vieran los espirituales cuán diferente es el modo que en este camino deben
llevar del que muchos de ellos piensan! Que entienden que basta cualquier
manera de retiramiento y reformación en las cosas; y otros se contentan con, en
alguna manera, ejercitarse en las virtudes y continuar la oración y seguir la
mortificación, mas no llegan a la desnudez y pobreza, o enajenación, o pureza
espiritual, que todo es uno, que aquí nos aconseja el Señor; porque todavía
antes andan a cebar y vestir su naturaleza de consolaciones y sentimientos
espirituales que a desnudarla y negarla en eso y esotro por Dios.
En lo cual,
espiritualmente, se hacen enemigos de la cruz de Cristo, porque el
verdadero espíritu antes busca lo desabrido en Dios que lo sabroso, y más se
inclina al padecer que al consuelo, y más a carecer de todo bien por Dios que a
poseerle, y a las sequedades y aflicciones que a las dulces comunicaciones,
sabiendo que esto es seguir a Cristo y negarse a sí mismo, y esotro, por
ventura, buscarse a sí mismo en Dios, lo cual es harto contrario al amor.
Si el hombre se
determina a sujetarse a llevar esta cruz, que es un determinarse de veras a
querer hallar y llevar trabajo en todas las cosas por Dios, en todas ellas
hallará grande alivio y suavidad.
El
aprovechar no se halla sino imitando a Cristo, que es el camino y la verdad
y la vida, y ninguno viene al Padre sino por él. Este camino es morir a
nuestra naturaleza.