si por ventura vierdes (viereis).
Habla
que si por ventura los mediadores llegan a la presencia del Señor presentar
ante Él la situación que está atravesando. Aclarando que Dios sabe nuestras
necesidades. Y responde en el momento oportuno. En el “tiempo de Dios”. Nos
pone de ejemplo el libro de éxodo (3,7-8) en donde después de 400 años de estar
los hijos de Israel en Egipto dijo dios a Moisés: “vi la aflicción de mi
pueblo”.
Otro
ejemplo que nos presenta es el de Sacarías a quien el Ángel le dice que ya Dios
había escuchado su deseo de muchos años de tener un hijo.
Nos
enseña el santo: “así ha de entender cualquiera alma que, aunque Dios no acuda
luego a su necesidad y ruego, que no por eso dejará de acudir en el tiempo
oportuno el que es ayudador”.
aquel que yo más quiero, decidle
que adolezco, peno y muero.
Nos
presenta los padecimientos de la persona que verdaderamente ama y padece por Dios:
adolece (por no ver a Dios), pena (por no poseer a Dios) y siente
que muere (por no tener la perfecta
posesión de Dios). Hay una clara conexión entre estos padecimientos y las
potencias del alma: memoria, entendimiento y voluntad y las virtudes
teologales: fe, esperanza y caridad.
Recuerda
San Juan de la Cruz, que el que ama a Dios representa su necesidad para que el
Dios haga lo que fuere servido. Nos pone como ejemplo a la virgen María que en
las bodas de Caná no pide directamente el vino sino diciendo: “no tienen vino”.
Al final nos dice:
“y es como si dijera: decid a mi amado que, pues adolezco, y él solo es mi
salud, que me dé mi salud; y que, pues peno, y él solo es mi gozo, que me dé mi
gozo; y que, pues muero, y él solo es mi vida, que me dé mi vida.”